Los residuos procedentes de los animales (pelos, escamas de la piel, plumas, orina, heces) son capaces de producir alergia, especialmente rinoconjuntivitis y asma bronquial. Los animales que con mayor frecuencia producen alergia son los gatos, los perros y los caballos aunque es bien conocida la alergia a los roedores (conejos, hámsters, ratones, etc.), a otros mamíferos (vaca, cabra), pájaros, reptiles (iguanas) e incluso a la comida que se utiliza para alimentar a los peces (larvas de mosquito rojo).
Los síntomas pueden aparecer al contacto con el animal, al ir a una vivienda donde los haya, incluso sin que esté presente en ese momento y también, en personas muy sensibles, al estar con personas que tengan animales en su casa.